Torrijas de Semana Santa
Amanece el Domingo de Resurrección con una hora menos en el reloj y con aroma a torrijas. Ese aroma inconfundible que nos acompaña desde la niñez.
Este apetitoso alimento, humilde, cuya base es pan duro y leche surge en España allá por el siglo XV y se cocinaba para aliviar el dolor a las parturientas.
Más tarde, aproximadamente en el siglo XVII, se le comienza a dar valor en la hostelería. La necesidad de aprovechar todo el pan que sobraba de las comidas -y no tirarlo- convirtió a las torrijas en un dulce típico de cuaresma.
En casa, como en casi todas las casas, se guardaba el pan que sobraba.
Recuerdo a mi bisabuela primero, después a mi abuela y a mi madre mojando en leche aquellas rebanadas de pan duro. Recuerdo el aroma a canela que impregnaba la casa. Recuerdo aquella sensación tan exquisita en mi paladar. Recuerdo aquel momento mágico de la niña que fui...
Hoy, Domingo de Resurrección también práctico el arte de las torrijas. Desde hace tres días guardo el pan, cuidadosamente cortado en rebanadas.
Intento hacerlas como ellas me enseñaron y aquí te lo cuento:
Necesitamos pan, en rebanadas
Leche
Azúcar
Canela
Aceite de oliva
Huevos
Primero se calienta a fuego lento la leche con la azúcar y la canela.
Una vez apartada del fuego se van mojando en el líquido las rebanadas, sin dejar que se empapen para que no se deshagan.
Si tenemos la posibilidad las dejaremos en un escurridor con un plato debajo, donde caiga la leche que volveremos a usar.
Batimos los huevos.
En una sartén pondremos suficiente aceite como para cubrir la mitad de las rebanadas. Seguidamente, la rebanada ya escurrida la rebozaremos en el huevo batido y de ahí a la sartén.
Deben freírse por fuera, sin achicharrarse. Para ello, cuando un lado de la rebanada esté dorado le daremos la vuelta.
Una vez frita la retiramos a un plato en el que habremos colocado un papel absorbente para restar grasa.
En otro plato hemos mezclado azúcar con canela y nos servirá para rebozar la torrija por ambas caras.
Y ya está. Las dejamos enfriar y a comer
¡Saborea Tenerife!
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